_G. A. Bécquer
A mí,
que nunca olvido que volverán las oscuras golondrinas,
que protagonizo amores infinitos
en la filmoteca de mis sueños y corrijo los finales
a todas las tragedias;
a todas las tragedias;
a mí,
que con su voz me prendió a su cuerpo
y vi, entonces, oscuras golondrinas con sus nidos
en todos los balcones
y no soñé con más amores infinitos ni tragedias;
y vi, entonces, oscuras golondrinas con sus nidos
en todos los balcones
y no soñé con más amores infinitos ni tragedias;
a mí, precisamente a mí,
me dijo que no era romántico.
me dijo que no era romántico.
Condené sus palabras al fracaso; arranqué tequieros
y quejidos a sus sábanas,
lo amarré con besos a mi ausencia y, golondrina,
escapé a otros nidos y balcones.
y quejidos a sus sábanas,
lo amarré con besos a mi ausencia y, golondrina,
escapé a otros nidos y balcones.